Examen del torax
EXAMEN DE TÓRAX
Se utilizan las cuatro técnicas básicas de exploración, siguiendo este orden riguroso:
Inspección, palpación, percusión y auscultación.
Inspección.
Muévase
alrededor del sujeto para inspeccionar las diferentes regiones y líneas
de demarcación visibles, en los tres planos (posterior, anterior y
lateral).
En la
inspección del tórax debe tenerse en cuenta el estado de la piel, del
tejido celular subcutáneo y de las estructuras musculosqueléticas, de
igual forma que en cualquier otra región del cuerpo, así como su
configuración, que incluye la forma y la simetría de la caja torácica,
la ausencia de abovedamiento o retracción en algún hemitórax y la
evaluación de la forma, la dirección y los movimientos de las costillas y
los espacios intercostales.
· Tipo de tórax normal.
La forma del tórax o configuración torácica, depende de la columna vertebral, el esternón y las costillas.
Compare
el diámetro transversal anteroposterior (AP), mirando el tórax de
perfil, con el diámetro transversal lateral, mirándolo por el frente,
cuya proporción normal es
aproximadamente 1:2. El diámetro AP puede aumentar en los ancianos, en
la medida que aumenta la curva dorsal de la columna, o su aumento puede
deberse a cualquier edad, a alteraciones musculosqueléticas o
respiratorias crónicas Normalmente el tórax es simétrico y está en
relación con el tipo constitucional (normolíneo, brevilíneo o
longilíneo) del sujeto examinado que le imprime sus propias
características.
Por otra
parte, la caja torácica es de forma regular, sin abovedamientos ni
retracciones, con las costillas y espacios intercostales orientados
ligeramente hacia abajo en el plano posterolateral y sin movimientos de
succión de la pared durante la inspiración (tiraje) en los espacios
intercostales, regiones subcostales, supraesternales, supra o
subclaviculares.
La
inspección en el examen particular del sistema respiratorio incluye,
además, la inspección de la tráquea y la evaluación de los movimientos
respiratorios. Cuando esté inspeccionando el plano anterior, observe la
posición de la tráquea, en el hueco supraesternal, sobre la horquilla,
que debe estar en la línea media, sin desviación lateral hacia la
derecha o la izquierda.
Estudio de los movimientos respiratorios.
Cuando estudiamos los movimientos respiratorios, debemos considerar cuatro aspectos fundamentales:
– Tipo respiratorio.
– Frecuencia.
– Ritmo y profundidad.
– Patrones ventilatorios.
– Amplitud o expansión torácica.
Palpación.
Esta
exploración complementa los datos obtenidos por la inspección y se
añaden otros aspectos, tales como sensibilidad (dolor), elasticidad o
expansibilidad torácica e intensidad de las vibraciones vocales o
frémito.
Pregúntele
al sujeto previamente, si existe dolor espontáneo en alguna parte del
tórax. Examine último las áreas que previamente son dolorosas. Use la
punta de los dedos para palpar las estructuras torácicas y los espacios
intercostales, buscando inflamación, asimetría, abombamientos o
retracciones y dolor provocado, y observe la cantidad y calidad de masa
muscular sobre la pared torácica. Según palpa, pregúntele a la persona
si siente dolor provocado por la palpación que se está realizando. Si
existe alguna masa o un trayecto fistuloso, pálpelos.
Palpe
además, alrededor de cualquier herida o de las conexiones de procederes
invasivos, como los tubos endotraqueales o catéteres endovenosos, para
buscar crepitación. El esternón, los cartílagos costales, las costillas,
los espacios intercostales y la columna, no deben ser dolorosos a la
palpación. Normalmente, los músculos se palpan lisos y simétricos. La
crepitación es un sonido cangloroso anormal, producido cuando se palpa
aire contenido en el tejido celular subcutáneo.
Expansibilidad o elasticidad torácica.
El examen
de la expansibilidad torácica por palpación, puede realizarse con un
abordaje posterior o un abordaje anterior. Habitualmente se utiliza solo
el abordaje posterior, o realizar ambos en este orden.
Abordaje posterior.
A. Maniobra de bases.
Coloque
sus manos sobre la región posterolateral del tórax como si estuviera
agarrándolo, con los pulgares a nivel de la décima costilla, apuntando
hacia la columna.
Traccione
ligeramente hacia el centro la piel con sus manos, para tratar de
acercar ambos pulgares, de manera que formen los lados de un ángulo
abierto hacia abajo. Pida a la persona que respire profundamente y
observe el movimiento de sus manos, la apertura del ángulo y la
separación de sus pulgares, que se producen por la expansibilidad
torácica a nivel de las bases.
B. Maniobra de vértices.
Coloque
sus dos manos sobre los hombros del examinado, con los pulgares a nivel
de la primera costilla, apuntando hacia la columna. Traccione
ligeramente hacia el centro la piel con sus manos, para tratar de
acercar ambos pulgares, de manera que formen los lados de un ángulo
abierto hacia abajo. Pida a la persona que respire profundamente y
observe en sus manos, lo mismo que observó con la maniobra de bases y
evaluar así, la expansibilidad torácica a nivel de los vértices.
Abordaje anterior.
Coloque
sus manos en la región anterolateral de cada hemitórax, con los pulgares
dirigidos hacia el esternón, extendidos a lo largo del reborde costal,
que se juntan en la línea media anterior, a la altura de la sexta
articulación condrocostal, y los demás dedos, dirigidos horizontalmente
hacia fuera, llegan por debajo de la axila hasta la línea axilar media.
Pida de
nuevo a la persona que respire profundamente y observe el movimiento de
sus manos, la apertura del ángulo y la separación de sus pulgares,
producidos por la expansibilidad torácica inferior o de bases.
Normalmente,
cuando la persona realiza una respiración profunda, los pulgares deben
separarse de la columna una distancia igual a cada lado.
Fisiológicamente, la elasticidad es mayor en el niño, menor en el viejo e
intermedia en el adulto, lo cual explica la diferencia en la expansión
torácica en cada uno.
Una disminución de la expansibilidad torácica en un hemitórax, puede indicar enfermedad pulmonar o pleural
Frémito o Vibraciones vocales.
Origen y transmisión
Las
vibraciones vocales se originan en las cuerdas vocales durante la
fonación y se trasmiten por la columna de aire del árbol
traqueobronquial hasta el pulmón. Estas son vibraciones libres
originadas por un cuerpo elástico que tiene su propia frecuencia, las
cuerdas vocales, y que hacen vibrar al pulmón con vibraciones forzadas
que a él llegan. Las vibraciones forzadas del pulmón se trasmiten a la
pleura y pared del tórax, donde las palpamos. Por la física sabemos que
la conducción de una vibración sonora será tanto mayor, cuanto la
frecuencia del sonido se acerque más a la del cuerpo conductor.
Así tenemos:
– Pulmón normal: 90-130 vibraciones por segundo.
– Voz del hombre: 100-130 vibraciones por segundo.
– Voz de mujer: 260 vibraciones por segundo.
Más de
500 vibraciones por segundo no son trasmitidas por el pulmón. Las
vibraciones vocales se atenúan antes de llegar a la pared torácica por
la reflexión que sufren las ondas sonoras al atravesar medios de
distinta densidad.
De acuerdo con la escala de Monneret, las vibraciones vocales disminuyen en intensidad en este orden:
1. Laringe.
2. Tráquea.
3. Últimas vértebras cervicales.
4. Región infraclavicular.
5. Regiones posterior y lateral del tórax.
6. Esternón.
7. Fosa supraespinosa.
Percusión.
La percusión dígito-digital del tórax produce dos tipos de sensaciones:
1. La auditiva, que se debe a la sonoridad del pulmón.
2. La táctil, que se debe a la elasticidad del pulmón.
La
sensación táctil es una resistencia al dedo, que aumenta a medida que
disminuye el sonido normal de percusión. A veces la sensación de
resistencia y el sonido de percusión están aumentados. Esto ocurre en
los casos raros de enfisema pulmonar, en que existe osificación
prematura de los cartílagos costales y rigidez del esqueleto.
En estos
casos, la aireación del enfisema aumenta la sonoridad percutoria y la
osificación y rigidez del esqueleto aumentan la resistencia táctil.
El timbre depende de la naturaleza del cuerpo que vibra. El sonido es
producido por el tono fundamental y los sobretonos armónicos
superiores, de intensidad y tonalidad diferentes a la del sonido
fundamental. Cuando los sobretonos son muchos y de gran intensidad,
ocultan el sonido fundamental, produciéndose lo que se llama ruido.
El sonido claro pulmonar se origina por: la vibración del parénquima pulmonar aireado (causa fundamental) y la caja torácica (resonador).La vibración mayor o menor del pulmón depende de tres causas: el volumen del tejido que vibra, la densidad y la tensión.
Profundidad alcanzada por la percusión.
El
golpe de la percusión hace vibrar todo el pulmón, pero el ruido
percutorio está causado por la vibración de la zona percutida,
equivalente a una semiesfera de radio no mayor que 6 cm desde la
superficie cutánea o de 4 cm, desde la superficie del pulmón. Este radio
se limita aún más cuando se percute sobre una costilla, de aquí que sea
preferible percutir sobre los espacios intercostales.
Para que una lesión modifique la percusión debe ser superficial y de volumen suficiente.
Auscultación
Para
obtener el máximo provecho con esta técnica es cardinal cumplir algunos
requisitos en su realización. Con vistas a ello deben tenerse en cuenta
los aspectos siguientes: el local donde se va a efectuar el
procedimiento, las posiciones y actitudes del médico y del sujeto
examinado, las características inherentes al estetoscopio y a su uso, y
finalmente, la ejecución de la auscultación como tal.
El lugar donde se va a realizar la auscultación debe tener idealmente una serie de atributos: privacidad, ambiente tranquilo, silencioso, con temperatura agradable, a salvo de cambios bruscos de esta última y de ruidos exteriores.
Por su
parte, el médico procurará adoptar una posición cómoda y evitar sobre
todo, que su cabeza quede en una posición forzada. Cuando la cabeza está
demasiado baja suelen producirse zumbidos o embotamiento del oído que
dificultan la auscultación. Debe realizar la técnica con calma y poner
toda su atención en lo que está haciendo.
El examinado será colocado en la posición más cómoda y, a la vez, conveniente para cumplir los objetivos de la auscultación.
La
auscultación del aparato respiratorio puede hacerse con el sujeto
sentado, de pie, o acostado cuando se trata de un enfermo encamado, pero
los objetivos se logran de forma óptima con la persona sentada. Debe
hacerse sin interposición de ropa.
¡Nota!
Es un
error auscultar por encima de la ropa, mucho más si la tela es de seda,
porque se entorpece la auscultación y se pueden originar ruidos
accesorios que pueden confundirse con ruidos respiratorios anormales.
Debemos
pedirle al sujeto, que esté lo más relajado posible y que se coloque de
la forma siguiente: los brazos colgando a lo largo del tórax, los
antebrazos apoyados de forma suave sobre los muslos, y la cabeza y los
hombros ligeramente inclinados hacia delante. La temperatura agradable y
estable, junto a la relajación muscular previene la aparición de
contracciones musculares involuntarias que pueden distorsionar los
hallazgos auscultatorios.
Se debe
invitar al examinado a que respire tranquila y regularmente, sin
esfuerzo, pero más profundamente que lo habitual. Que respire por la
nariz con la boca entreabierta o por la boca, según su preferencia o
hábito, cuidando siempre de no hacer ruidos nasales o bucales.
Muchas
veces es oportuno mostrarle al sujeto cómo respirar haciéndolo nosotros
mismos para que nos vea. Las respiraciones deben tratar de ser iguales,
excepto cuando le indiquemos que haga una respiración más profunda, o
que hable, o que tosa. Teniendo presente los aspectos señalados y
mientras la persona examinada respira de forma regular concentre su
atención en los ruidos respiratorios normales, evaluando los principales
elementos del murmullo vesicular como son: el ritmo, la intensidad, el
tono y el timbre.
Luego de
precisar bien las características del murmullo vesicular debe ir a la
identificación de los ruidos adventicios, tales como los estertores, las
modificaciones con la tos y a la auscultación de la voz natural.
Ruidos respiratorios normales
Soplo glótico.
También denominado ruido laringotraqueal, respiración traqueal o brónquica.
ü
Audible. Por debajo del cartílago cricoides.
ü Caracteres físicos. Ruido
intenso, inspiratorio y espiratorio, semejante a soplar por un tubo de
mediano calibre y se imita respirando fuerte con la boca entreabierta,
poniendo la lengua en la bóveda palatina. Es un ruido intenso, de tono
agudo (más en espiración), de timbre tubular, separadas la inspiración y
la espiración por un pequeño silencio, siendo la espiración más intensa
y duradera.
ü Localización. A nivel de la laringe y tráquea se le llama respiración brónquica o traqueal fuerte.
Murmullo vesicular.
Llamado también ruido respiratorio de Laennec o respiración vesicular.
ü Audible. En
las regiones infraaxilar, infraescapular e infraclavicular; en esta
última, sobre todo en los dos primeros espacios hacia fuera.
ü Caracteres físicos. Intensidad: menor que en el soplo glótico; tono: grave; duración: inspiración y primera parte de la espiración.
Este
ruido se asemeja al producido por un fuelle cuya válvula no hiciera
ruido alguno o al provocado por un hombre que en un sueño tranquilo hace
una inspiración profunda, o al ruido provocado por la brisa entre el
follaje de un bosque. Se imita aspirando aire por la boca, con los
labios en posición para pronunciar la V o la F.
Respiración broncovesicular.
Intermedia entre las dos anteriores.
Audible. Donde
se proyectan los bronquios, como ocurre en el vértice del pulmón
derecho, por la mayor proximidad de la tráquea a ese nivel.
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